segunda-feira, 7 de outubro de 2019

Vuelve el tema de la tierra y del mundo rural: las desigualdades de siempre

Francisco Roberto Caporal
Recife, 03/10/2019.


En Brasil, datos del último Censo Agropecuário, realizado en 2017, muestran que hubo un crecimiento del número de unidades de producción con área de más de 1000 ha. En el total son 50.865 grandes haciendas que detienen un 47,6% de las tierras dedicadas a la agricultura, pecuaria y forestería, con un área media de 3.300 ha. O sea, más o menos 1% del total de las unidades de producción posee casi 50% del área total. En la otra punta, los pequeños con hasta 10 ha representan un 50% del total de unidades de producción y detienen algo como 2% del total de las tierras. Estas unidades de producción con menos de 10 ha tienen área media de 3,14 ha (IBGE, 2018).  

Es importante registrar que, en relación al Censo de 2006, el número de tractores ha crecido un 50%, pero este crecimiento fue concentrado en 15% de las unidades de producción. De igual modo, el crecimiento del riego llegó a 52% en el mismo periodo. (IBGE, 2018)

Desde el punto de vista social las cosas empeorarán. Por ejemplo, el número del personal ocupado en la agropecuaria ha disminuido en 1,5 millones de personas. Asimismo, las personas que se quedan en el campo están cada vez más viejas, o sea, 75% de los productores tienen 45 años o más. Por otra parte, el campo brasileño sigue siendo desigual cuando el tema es la educación formal. En este caso, 16,5% de los productores nunca fueron a la escuela, un 79% estudió los años iniciales esto es, no pasaron de la escuela fundamental. Todo ello explica porqué un 23% no saben leer ni escribir. (IBGE, 2018)

De lo arriba se puede decir que el modelo de agricultura industrial productora de commodities en Brasil sigue generando concentración de la tierra y exclusión social. Pero no es solo un privilegio de Brasil. Otros países productores de commodities en la región presentan escenarios semejantes. En este sentido, según el informe de CEPAL, FAO, IICA (2012), los datos disponibles para la región presentan una tendencia a la concentración de las tierras. El informe da cuenta que no hay datos censitarios actuales para todos los países de la región, pero los censos más recientes de Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, donde el sector agropecuario está netamente orientado hacia las exportaciones de commodities, comproban el proceso de concentración de las tierras.

Así, de acuerdo con CEPAL, FAO, IICA (2012), en Chile, hubo una reducción de 9% en el número de explotaciones, en los últimos diez años (1988 y 2002), con diferencia en las zonas de “agricultura moderna” donde hubo una caída de 20% en algunas de ellas. En la Argentina, el número de explotaciones agropecuarias disminuyó en un 20,8% entre 1988 y 2002. Lo mismo pasó en Brasil donde entre 1985 y 2006 hubo una reducción de 10,7% en el número de explotaciones. Por otra parte, el caso de Uruguay también presenta datos importantes. En aquél pais, el número de explotaciones ha descendido de las 86.928 en 1961 a 57.131 en 2000. Además, un 96% de esta disminución está concentrada en fincas de hasta 99 ha. El caso de México es una excepción que confirma la hipótesis de la concentración como resultado de la apuesta por las commodities. En aquél pais, entre 1991 y 2007 hubo un incremento del 7,8% en el número de explotaciones. Ello indica que en México sigue ocurriendo un proceso de minifundización una vez que la superficie pormedio ha reducido de 8 a 7,3 hectáreas.

Otra información importante para el análisis de la Agroecología Política y también relacionada al modelo capitalista industrial de producción de commodities es el proceso de continuado de extranjerización de las tierras agrícolas en la región. Brasil, quizás sea el ejemplo más elocuente de este proceso. Según datos presentados en un informe de la FAO (2012), en el 2010 había un total de 34.371 inmuebles rurales de propiedad de extranjeros con una superficie total de 4.348.822 hectáreas. Del total de explotaciones en anos de extranjeros 3,6% representan propiedades con superficie superior a los 500 hectáreas lo que abarca un 61,2% del total de la superficie. Una Mirada desde el punto de vista productive dá cuenta que estos inmuebles están dedicados mayormente a la ganadería, silvicultura, producción de granos y extracción.    

Sobre el tema, la FAO escribe:

“En definitiva, la concentración y globalización (“extranjerización”) de la tenencia de la tierra son parte del proceso de modernización de la agricultura y del sistema alimentario, el que a su vez, es la expresión de la lógica del modelo de desarrollo vigente.” (FAO, 2012)
Y, concluye:

“En la actualidad, el proceso de concentración y de globalización de la tenencia de la tierra es un reflejo de estos mismos fenómenos que ocurren en las cadenas de valor, en las cuales aquella forma parte. En otras palabras, estos fenómenos de concentración y de globalización ocurren en la totalidad de los eslabones que componen las cadenas, siendo uno de ellos, el de la tenencia de la tierra. A su vez, la concentración se puede observar en la propiedad de la tierra y en el uso de la tierra.” (FAO, 2012)

El mismo informe destaca que la concentración tal y cual la extranjerización, tiene un carácter excluyente pues si por un lado es responsable por procesos de expulsión de campesinos y comunidades tradicionales, por el otro genera obstáculos para el acceso a una parte de la población que quiere trabajar en la tierra. Además, estos fenómenos están relacionados con el tema de la soberanía de los Estados. En este sentido el informe llama la atención para el hecho de que “la concentración de la propiedad de la tierra y su acaparamiento, genera dificultades para que los Estados puedan ejercer la soberanía en su territorio y una adecuada gobernanza de los recursos naturales, preferentemente la tierra.” (FAO, 2012)


Fuentes:

CEPAL, FAO, IICA. Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una Mirada hacia América Latina y el Caribe. Santiago, Chile: FAO, 2012.

FAO. Dinámicas del Mercado de tierra en América Latina y el Caribe: concentración y extranjerización. Santiago, Chile: FAO, 2012.

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